Sobre Mi

Alba Rosique es Licenciada en psicología por la Universidad Jaime I de Castellón

Alba Rosique, directora del Centro,  completa su formación con el Máster en psicología clínica y de la salud por el Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP) y con el Posgrado en psicología clínica infantojuvenil, también por ISEP.

Su experiencia profesional ha estado marcada por la rehabilitación en daño cerebral adquirido, la realización de psicotécnicos (Miembro de la División del Tráfico y de la Seguridad del COP) y la práctica clínica en adultos, niños, parejas y adolescentes.

Como formación complementaria destaca Mindfulness, Atención temprana, EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por los Movimientos Oculares), dependencia emocional en violencia de género y formada en la técnica de Realidad Virtual para Ansiedad y Fobias y perteneciente a la Red de Expertos de Psious.
Los idiomas en los que atiende son castellano y valenciano.

Estoy colegiada por el Colegio Oficial de la Comunidad Valenciana, mi número es: CV12387.

 


El trabajo que realizo está enfocado desde la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC). La TCC es una actividad terapéutica basada en evidencias científicas. Son múltiples los estudios  que corroboran su eficacia.

Se nos presentan diversas situaciones en la vida, ante las cuales pensamos de una manera u otra, ésta forma a su vez determina nuestras emociones y sentimientos.

Muchas veces estas situaciones son irrecuperables, como la pérdida de un ser querido, un cambio importante, en otras ocasiones son situaciones cotidianas, sucesos, pequeños cambios, pequeños problemas.

Ocurre también que  sentir una determinada emoción o sentimiento también hace que nos comportemos de una manera u otra. En este sentido desde la TCC se actúa primeramente realizando un análisis funcional de las conductas problema.

Aunque se valora durante todo el proceso, en las primeras dos-tres sesiones se realiza una evaluación inicial donde el psicoterapeuta formula preguntas para entender lo que le pasa al paciente.

Una vez se entiende las conductas problema, se realiza el tratamiento, dependiendo de cuál sean estas conductas problema se utilizan unas técnicas específicas u otras, todas ellas validadas científicamente.

El objetivo de la intervención es el CAMBIO conductual (cómo actúa), cognitivo (cómo piensa) y emocional (qué siente) modificando o eliminando conductas desadaptativas y enseñando conductas adaptativas cuando éstas no se producen.

Este cambio es responsabilidad del paciente, su motivación e implicación en el proceso es relevante, el psicólogo actúa de guía en todo el proceso, orienta y lo acompaña con la finalidad de aumentar su BIENESTAR.


¿Cuándo acudir a un psicólogo?

Algunas personas se preguntarán si necesitan o no de la intervención de un psicólogo, en general, en otras profesiones sanitarias como en medicina, sabemos cuándo es necesario acudir a un profesional, pero ¿Qué pasa con la psicología? ¿Por qué nos cuesta identificar si necesitamos o no ayuda psicológica?

Uno de los motivos podría ser que los problemas afectan a cada persona de forma diferente, incluso una misma situación puede ser considerada como problema para una persona y para otra no, o en una misma persona cambiar la percepción de considerarlo o no un problema en momentos distintos. Es decir la propia subjetividad dificulta el saber si se necesita ayuda o no.

Otra de las explicaciones podría ser que como la psicología es una ciencia relativamente reciente en comparación con otras de origen anterior, en la sociedad aún no está completamente interiorizada la concepción y la figura del psicólogo, aunque hay que destacar que en los últimos años se han realizado cambios en nuestra consideración aún quedan muchos mitos acerca de la psicología, cómo por ejemplo, estas frases que alguna vez escuchamos “los psicólogos son para los locos” o “la persona que acude al psicólogo es débil” o “no sabe solucionar sus problemas”. Estos mitos o creencias erróneas pueden contribuir a que la persona no le dé importancia a su sufrimiento porqué piense que no es grave y por ende piense que no es necesario iniciar un tratamiento psicológico.

Todas las personas en algún momento de nuestra vida podemos requerir de ayuda psicológica, este hecho no quiere decir que seamos débiles ni que no sepamos resolver nuestros problemas, ni mucho menos que estemos “locos”, simplemente significa que en un momento dado necesitamos ayuda, y esto no es señal de debilidad, sino sería más bien al contrario, aceptar que sé tiene un problema y afrontarlo requiere de valentía.

Otra falsa creencia sería que algunas veces pensamos que con el paso del tiempo se solucionará, el paso del tiempo por sí solo no soluciona nada, a veces el hecho de alejarnos temporalmente hace que nos replanteemos las cosas de otra manera, que miremos la situación desde otra perspectiva pero muchas otras conlleva a que el problema se cronifique.

Hecho que se tiene que tener en cuenta para iniciar un tratamiento psicológico, ya que por lo general, cuando menos tiempo estés sufriendo más probabilidades hay de éxito terapéutico.

Aunque no hay unos parámetros establecidos para saber cuándo se necesita apoyo psicológico, hay una serie de pistas que nos indican cuando sería adecuado iniciar una terapia psicológica, algunas de estas circunstancias pueden ser:

  • Sientes un malestar intenso y/o desde hace tiempo
  • Te cuesta controlar la ira
  • Te sientes decaído
  • Has dejado de hacer actividades básicas como el aseo personal
  • No disfrutas con las cosas que antes si disfrutabas
  • Tienes síntomas físicos como taquicardia, presión en el pecho, molestias gastrointestinales,
  • tensión muscular que no se explican por una enfermedad física.
  • Padeces insomnio
  • Tienes problemas de concentración
  • Tienes miedo incontrolable
  • Padeces de ansiedad intensa o recurrente
  • Te cuesta relacionarte con otras personas
  • Tienes pensamientos que te son difíciles de controlar
  • Has perdido o ganado peso y/o apetito en los últimos meses y las pruebas médicas indican que no es fisiológico
  • Has experimentado u observado un acontecimiento donde ha peligrado tu propia vida o la de otras personas.
  • Tienes problemas con el juego u otras adicciones.

Estas serían algunas de las situaciones en las que se encuentra la persona que toma la decisión de iniciar un tratamiento psicológico, pero dada la subjetividad ya comentada anteriormente, las situaciones personales pueden ser tan variadas y complejas como personas hay.

Alba Rosique Ballester

Alba Rosique Psicóloga