Todos y cada uno de nosotros tenemos nuestro tejado. Es nuestro espacio seguro, gracias a él no pasamos frío ni calor, pues aunque las condiciones exteriores sean desfavorables, nuestro tejado nos resguarda y nos protege. A medida que crecemos nuestro cobijo va cambiando, las experiencias que tenemos en la vida también lo modifican, vamos aprendiendo y consolidándolo cómo único.